Otro año de la edición de Eurovisión y en definitiva este ha
sido la edición con mejor participantes en cuanto a interpretación y calidad de
canciones.
España en esta edición estuvo a la altura no deslució para
nada. Edurne demostró su talento y puesta en escena, la calidad interpretativa
como el tema estaban a la altura de una competición de semejante calibre. Sin embargo
nos ha quedado a propios y extraños de la península un sabor amargo por la
manera como fue votada por el resto de los vecinos de Europa.
Esta guapa y talentosa interprete merecía quedar entre los
10 finalista, y no lo digo por ser latina, lo digo porque así fue de buena su
actuación. Y en realidad sin sentimentalismos si analizamos la manera como el
festival manejo la participación de Edurne es muy cuestionable su
imparcialidad, casi no hubo imágenes fijas de Edurne y las tomas aéreas abundaron,
¿Cómo puede un público (que desde casa y que es el que definitiva vota) tener
una apreciación de una presentación si la cámara se mueve y pocas veces se
concentra en el cuadro principal de la actuación?.
España tendrá que estudiar la posibilidad de retirarse del festival que no
cumple con estándares de legitimidad e imparcialidad para con todos los países.
Me sigue pareciendo raro que Serbia, Grecia, Israel no quedaran en el cuadro de
honor.
La canción ganadora, si bien es pegajosa y tiene un bonito
mensaje, no estaba a la altura no solo de España sino de ninguno de los países que
mencioné en mi párrafo anterior.